Soy Raquel, diseñadora especializada en diseño de estampados y la persona en quién puedes confiar para contar algo diferente
Aporto a tu marca carácter, a través de mi visión estética, porque disfruto creando para ofrecer al mundo un relato distinto.
Hace ya 20 años, en la lista de carreras, escribí solo una: Bellas Artes. Lo dí todo, y fuí feliz, porque era vocación, y cuando terminé (como la mayoría) me encontré trabajando para alguien sin poder realizar mi necesidad innata de crear.
Entonces, llegó la pandemia, muchos años después, el panorama se oscureció y después de estudiarme muchas leyes concursales, saliendo ilesa, decidí invertir en mi cerebro.
Un cerebro creativo no muere nunca, pero es más feliz en movimiento.
Tras un verano en la Toscana de mucha reflexión y poca piscina, siempre inspirada por el lado oscuro de la fuerza, concebí y di a luz a esta marca, PATME y a este proyecto que todavía hoy, tan feliz me hace.
Creé Studio Patme desde cero, sola y venciendo mis miedos a la vida adulta, la que veta jugar, y vive de números, pero, ya había descubierto que vencer miedos trae las mejores cosas de la vida, como mis 4 hijos, con los que este proyecto parecería relentizarse, pero que le hacen cobrar sentido y crecer, recordándome que diseñar, es mi forma adulta de jugar.
Rarezas
“Rarezas” es uno de los álbumes de Héroes del silencio, mi grupo favorito.
Voy a confesarte algunas de ellas, para que me conozcas mejor:
“Amor es el motivo” por el que existe Patme
Creo que belleza es lo más importante para ser feliz: me gusta bucear en la poética de las cosas, la estética habla de lo eterno, y ¿quién no anhela la eternidad?
Me encanta todo lo que tenga varios usos en uno, todo lo reversible o dar usos nuevos a los objetos, sobre todo en la moda y en la decoración, esa versatilidad me parece lo más inteligente e irresistible que existe.
Me gustan los colores que vibran juntos, mis ojos son el alma de esas fiestas ópticas.
Me gusta escribir las palabras que inventan mis hijos, porque admiro la genialidad en las personas, y en los niños es un derroche del que ojalá nunca nos despojáramos.